15.7.11

La pérdida de Pappy;


Antes de volver a los aparatos en los dientes, quiero hablarles de Pappy, que es como llamábamos a mi abuelo por parte de padre. Mientras grabábamos el episodio piloto, papá iba volando de aquí para allá entre el set de Hannah Montana y la cabecera de la cama de Pappy. Mi abuelo estaba enfermo, muy enfermo, con un cáncer de pulmón, pero todos los recuerdos maravillosos que tengo de el estaban en mi cabeza mientras trabajaban. Se que el quería que persiguiera este sueño. 
Mi abuelo tenía una cabaña de troncos en Cave Run, Kentucky, el lugar más maravilloso de la tierra. Por la mañana, nos preparaba beicon y nos contaba alguna historia disparatada sobre que tramaban los perros o que decían los vecinos.
Cada uno de los niños teníamos una habitación en el piso de arriba de su cabaña. Siempre que íbamos a visitarlo, me dirigía a mi habitación la primera noche y el había puesto una vieja alfombra de piel de oso en el suelo, con la cabeza asomando. Siempre me daba un susto de muerte. Pero el abuelo era así. Me encantaban sus bromas. Y también me encantaba como olía. Utilizo durante años el mismo desodorante (una marca típica del país) y ahora siempre lo tengo a mano porque me recuerda a el. 
Pasábamos mucho tiempo en aquella cabaña, haciendo el tonto todo el día. Yo solía cambiar el mensaje de su contestador automático para que dijera: ·Hey, gracias por llamar a mi abuelo·, y luego soplaba un silbato que sonaba como un tren (chuuu, chuuu, chuuu) y añadía: ·Lo quiero mucho y espero que tu tambien lo quieras· (Si lo hubieran conocido seguro que lo hubieran querido)
La cabaña estaba cerca de una montaña en la que había una cueva. Durante el día, mi abuelo nos ayudaba a Brazz, a Trace y a mi (mi hermana Noah  todavía no había nacido) a buscar puntas de flecha y encontrar el rastro de murciélagos. Mi abuelo era un niño gigante. Cuando íbamos a pescar, el abuelo conducía delante con su viejo coche y papá lo seguía, conduciendo lentamente, incapaz de seguirlo. Papá suele conducir con mucho cuidado (excepto si conduce una moto todo terreno o un cuatriciclo) 
El abuelo tenía la voz ronca como yo y una barriga que siempre sobresalía un poco, como si acabara de darse un atracón. Siempre estaba diciendo refranes de sabiduría popular que para alguna gente no tenían sentido, aunque si para mi (habitualmente). Si yo hablaba de alguien que me hacia enfadar, el decía: ·cuanto mas pisas la mierda, mas apesta· o ·si los dejas fuera de combate, no hace falta ningún juez· (esto se lo decía siempre a papá porque había sido boxeador). Si me ponía algo, por ejemplo, un sombrero, y le preguntaba: ·¿Te gusta mi sombrero Pappy?, y no le gustaba, me contestaba: ·Si, por supuesto, me gustaría tener dos como este. Uno para cagarme dentro y el otro para taparlo·. Entonces mi papá intervenía: ·Si, a mi también·. Y yo decía: ·No tengo ni idea de lo que estan hablando·. No me importaba, sin embargo. Siempre fue el mejor abuelo que uno pueda imaginarse.
Mi abuelo siempre fue un buen espectador. Las escaleras de su cabaña llevaban a un desván, y cuando yo era pequeña (cinco o seis años), solía preparar una actuación, y bajaba las escaleras cantando a grito pelado la canción Tomorrow, del musical Annie. Mi abuelo aplaudía, silbaba y decía: ·Sube otra vez y repitelo·. Y yo subía y me comía el mundo. Y, cuando estaba en la cabaña, siempre tocaba su piano. Nunca fui a clases de piano, pero me gustaba (y todavía me gusta) dejar que mis dedos tintinearan sobre las teclas. Mi abuelo llamaba a ese tintineo “la canción de la lluvia”.
Así fue como termine escribiendo la canción I miss you para mi abuelo. Estaba tan enfermo… yo sabia que se estaba muriendo, y lentamente también moría mi corazón. No podía imaginar la vida sin el. Fue la canción que mas me costo escribir. Estaba trabajando en ella con Wendy, una buena amiga de mamá, y estaba sufriendo horrores. Finalmente dije: ·No puedo seguir escribiendo, tengo que parar·. Pero sabia lo que quería decir mi corazón, y lo que tengo en el corazón siempre encuentra su camino hasta la punta de mis dedos. Así que nos obligamos a continuar y terminamos la canción. Tenía muchas ganas de que mi abuelo escuchara I miss you antes de morir. Nunca pude cantarla para el pero, poco antes de morir, papá le puso al abuelo un corte de la canción y me gustaría creer que le dio esperanza, tal como el continua dándome esperanza.
Mi abuelo decía que no pensaba morirse antes de que den Hannah Montana por la tele, pero falleció dos días antes del estreno. Aun así, si que pudo ver la cinta del episodio piloto. Y se que se sentía orgulloso. 
En el sur de los Estados Unidos, los funerales son como bodas. Todo el mundo se presenta con enormes sombreros para presumir y dar el pésame. Prácticamente es una reunión familiar. En el funeral de mi abuelo no podía ver nada excepto a el. Estaba en un ataúd abierto y yo quería tocarle la mano por última vez, como despedida. Pero no quería recordarle de aquella manera, así que me quede atrás. Aquel momento todavía me atormenta. 
Tras la muerte del abuelo, seguí dando vueltas a su fallecimiento. Si han perdido a un abuelo, tal vez ya saben lo que significa. Lo echaba de menos. Y todavía lo echo de menos. Llore su muerte. Y todavía la lloro. No dejaba de pensar que le había prometido que lo dejaría que nos llevara a mi hermana mayor Brandi y a mí a King’s Islands (un parque de atracciones), pero nunca tuvo la oportunidad. Me quede atascada en las veces que no hable con el por teléfono. Había un mensaje de voz de mi abuelo guardado en nuestro contestador automático, y lo escuchaba una y otra vez, porque cada vez era como si lo recuperara y no se hubiera marchado nunca.
Entonces tuve un sueño. Era el abuelo, que quería que siguiera adelante. Me decía: ·No puedo marcharme si te agarras tan fuerte a mi. No puedes dejar que mi muerte detenga tu vida·. Cuando me desperté, su voz estaba tan viva en mi cabeza que era como si se hubiera despedido y hubiera salido por la puerta. Por la fuerza de la costumbre, fui al teléfono para escuchar su mensaje de voz. Ya no estaba. Borrado. Se había ido flotando por el éter. Como si mi abuelo me pidiera que lo dejara ir en paz.
Papá ha heredado la tendencia de mi abuelo de hablar con galimatías. Puede decir: ·Lo que es bueno para las ocas es bueno para los ganzos·. El otro día dijo “espita” en vez de “grifo”. Tanto papá como yo hemos adoptado expresiones sureñas típicas del abuelo. Y finalmente comprendí que no importaba si dejaba que mi abuelo se marchara. Siempre estaría con nosotros. 

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