15.7.11

Sublime gracia;


Bueno, creo que ya estoy lista para retroceder hasta el principio de todo. Es difícil recordar algo tan antiguo cuando eres una tipa vieja como yo, pero allá vamos. Muuuucho tiempo atrás.
Se que parece que me tome todo el asunto de Hannah con calma. No crean que no estaba totalmente loca de contenta. Aunque también tenía una ventaja. De pequeña ya había tenido mi primer correspondiente de atención al público. Cuando era un renacuajo, era la sombra de papá. Digamos que el estaba acostumbrado a tenerme cerca. Así que, cuando se iba de gira para dar conciertos (papá siempre fue cantante, lo de actuar le vino mas tarde) quería tenerme a su lado siempre que fuera posible. Y durante una época, papá vivió su carrera en la carretera intensamente. Yo me sentaba en sus hombros ante miles de personas. Viajaba en helicópteros, aviones de reacción, autobuses y limusinas. A veces me hacia subir al escenario para cantar Hound Dog con el, y me han contado que luego tenían problemas para que me bajara. Y al final de cada concierto, cuando los fans le hacían regalos, yo solía correr ante la gente que aplaudía, ayudando a papá a recoger las flores, pulseras y sujetadores, y luego íbamos directamente a un hospital y lo donábamos todo. Excepto los sujetadores, que eran unas hamacas excelentes para mis muñecas.
Cuando tenia dos años recién cumplidos, papá me llevo con el a un tributo a Elvis Presley. Priscilla y Lisa Marie Presley habían organizado ese festival (que se retransmitía en directo por televisión) en la Pirámide, un pabellón con un aforo de 20.000 localidades en Memphis. Había una constelación de estrellas: Aretha Franklin, The Jordanaires, Eddie Rabbitt, Bryan Adams, The Sweet Inspirations, Tony Bennett, todos cantando canciones de Elvis. A papá le llego el turno a mitad del concierto. Canto One night with you mientras yo lo observaba desde bastidores con mi abuela y mi vestidito de fiesta con volados. Entonces, para el gran final, papá empezó a cantar Amazing grace, y todos los demás cantantes salieron uno a uno para unirse con el en el escenario. Era un rock’ n’ roll ablusado, una versión al estilo de Memphis del himno religioso Amazing grace. No se decir realmente si recuerdo aquel momento o si es que me lo han contado tantísimas veces que me parece recordarlo, pero finalmente no pude contenerme mas. Me escape de mi abuela y salí corriendo al escenario. Según cuenta papá, las Sweet Inspirations me recogieron y me subieron en brazos, mirando hacia el público. Allí estaba yo, fijándome en todo, sintiendo el espíritu de aquella canción, la música, y a Elvis tanto como cualquiera… ¡ante miles de personas!
Las Sweet Inspirations me pasaron a los Jordanaires, que a su vez me pasaron a Eddie Rabbitt. (Como una versión de la patata caliente con cantantes famosos). Yo saludaba al público todo el rato, encantada. La última persona que me cogió en brazos fue Tony Bennett (como el cantante famoso que se queda con la patata caliente). Al final de la canción, Bennett me llevo con papá, lo miro fijamente a los ojos y le dijo: ·tienes una niña muy especial·. Cuando papá cuenta esta historia, dice que Tony Bennett lo dijo muy convencido. Como si estuviera diciendo “Hombre, esta niña tiene algo muy especial. Un cierto carisma. Conecta con la gente”. Así es papá. Siempre embelleciendo las historias a mi favor.
No se que decir de Tony Bennett, pero lo que si puedo decir es que no sentí para nada miedo escénico. Estaba con papá, me encantaba la música y me sentía como si aquel fuera mi lugar (como si el escenario fuera un rompecabezas y  yo fuera una pieza que faltaba). O tal vez el rompecabezas era yo y estar en el escenario era una pieza que me faltaba a mí. ¡Ok, digamos simplemente que me sentía mucho mas cómoda sobre el escenario de lo que me siento ahora tratando de inventar analogías!

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